Por Agencia
Los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia México cayeron 23 por ciento el año pasado, al cerrar en 30 mil 196 millones de dólares, pese a la narrativa de la relocalización de cadenas de suministro (nearshoring). Si bien se registró un incremento histórico de la reinversión de utilidades, cayeron los recursos para nuevas inversiones y de préstamos entre empresas, reportó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, detalló que la baja de la IED hacia México se debe en parte a la base de comparación. En 2022 hubo un “flujo extraordinario” de esos recursos, en parte por la fusión de Televisa y Univisión, y otro tanto responde a la reestructura de Aeroméxico. “Sin estos eventos, la disminución hubiera sido de 6 por ciento”, explicó.
Los datos tienen matices. La IED en general cayó 23 por ciento el año pasado; y como parte de ella las inversiones de capital nuevo lo hicieron 72 por ciento, para alcanzar su nivel más bajo desde 2012 y “los préstamos entre empresas también experimentaron una disminución de casi el 130 por ciento, e incluso llegaron a registrar entradas negativa”, reportó la Cepal.
La excepción fueron los flujos por reinversión de utilidades, que aumentaron 64 por ciento en un año para alcanzar un máximo de 26 mil 639 millones de dólares. Con ello, dicho componente representó el 88 por ciento de las entradas de IED hacia México el año pasado.
Esta última tendencia se puede interpretar como una primera fase de la relocalización de cadenas de suministro –conocida también por el anglicismo nearshorign– explicaron los funcionarios de la Cepal. Una segunda etapa se tendría que ver en inversión nueva, detalló Marco Llinás, director de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial del organismo.
Salazar-Xirinachs comentó que además de estos flujos en reinversión el año pasado, el crecimiento de 29 por ciento en la IED hacia manufacturas, también se puede ver como indicio de la relocalización, sobre todo porque el año pasado las entradas hacia ese sector registraron su mayor nivel desde 2016.
“No hay duda de que México es uno de los países mejor posicionados para beneficiarse de las tendencias del nearshoring”, apuntó el secretario ejecutivo de la Cepal a pregunta expresa. Sin embargo, la evidencia estadística de esta llamada relocalización de empresas es difícil de rastrear, así que este fenómeno se vería más en una situación anecdótica, como los 150 anuncios de inversión por 150 mil millones de dólares que se han hecho este año, 9 mil millones de ellos en parques industriales.
Salazar-Xirinachs reconoció que el clima de inversión mejoraría en México si se logra disminuir la inseguridad y controlar al crimen organizado.
“Aunque la percepción de riesgo asociada con la inseguridad puede influir en las decisiones de inversión, son muchos los factores que guían las inversiones globales. México no sólo cuenta con indicadores macroeconómicos sólidos y tratados comerciales con América del Norte, sino también con mano de obra calificada, con políticas que llevan muchos años de atracción de inversiones y esos son factores que atraen inversiones a pesar del tema de inseguridad y de crimen organizado”, desarrolló.
Se desdibuja inversión china
Los datos estandarizados por la Cepal dan cuenta de que la presencia de la IED de origen chino en América Latina y el Caribe prácticamente desapareció el año pasado, al representar menos de uno por ciento de los flujos que llegaron a la región. Salaxar Xirinachs matizó que el dato en sí puede llevar sesgos de la metodología de la balanza de pagos, además los vínculos de las economías latinoamericanas con China se dan por diversos canales: comercio, infraestructura y cooperación tecnológica.
“Hay un problema porque las cifras de la balanza de pagos subestiman las inversiones desde china porque se registran el origen inmediato de las inversiones, mientras muchas inversiones llegan a través de terceros países, como Luxemburgo, o se compran empresas que ya son extranjeras y no se registran como IED”, ponderó. Además de que una alta proporción de las actividades chinas se da a través de contratos de construcción de infraestructura.
Agregó que fue sobre todo en la década de 2010 que creció la IED China en la región, empujada por un proceso de fusiones y adquisiciones, sobre todo en minería, energía e infraestructura del transporte. Ahora existe el potencial de que las empresas chinas realicen mayores aportes en áreas estratégicas como la transición energética, inversiones en energías renovables, explotación sostenible de materiales estratégicos y tecnologías de la información y las comunicaciones.
Por lo pronto, la IED de origen chino no representó ni uno por ciento de 184 mil millones de dólares que entraron a la región el año pasado. En general las entradas de capital extranjero hacia América Latina y el Caribe cayó 9.9 por ciento respecto a 2022, debido a las altas tasas de interés y conflictos geopolíticos que lastraron las inversiones en todo el mundo, explicó la Cepal.